Se trata de dos casas de alquiler que se iban a construir a menor coste en una zona protegida, cerca de tres monumentos: la iglesia de Saint Martin, el Manoir des Tourelles y el castillo de la Motte.

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Las casas continúan la alineación y proporciones de las casas vecinas existentes. La efectiva sencillez del proyecto genera una forma que evoca el arquetipo de la casa. Reinterpretar el modelo de casa tradicional ofreciendo al mismo tiempo un espacio de vida contemporáneo a los usuarios nos parecía la respuesta más relevante.

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El terreno linda con el Hozain, está sujeto a inundaciones, por ello las casas están elevadas, lo que les da cierta ligereza. Los tejados en voladizo refuerzan esta impresión: protegen las fachadas de cristal en verano y dejan pasar el sol bajo en invierno. Por el contrario, el fibrocemento que recubre fachadas y cubiertas resalta la materialidad del edificio. Este material se utiliza en algunas construcciones agrícolas existentes en las cercanías.